Ir al contenido principal

Tradiciones con niños en El Valle: fiestas de la Virgen del Rosario (Melegís)

Cuando era pequeña, había tres fechas que no se me podían escapar: la noche de los Reyes Magos, las Fiestas de San Antonio y las Fiestas de la Virgen del Rosario, que se celebran cada año en mi pueblo, Melegís, alrededor del siete de octubre.

Fiestas, hay muchas, pero estas son verdaderamente entrañables porque son, a mi parecer, las más caseras. Hechas por y para la gente del pueblo, donde todo el mundo colabora, sobre todo, el grupo de mayordomos de ese año y las mujeres del pueblo.

Para quién no lo sepáis, en Melegís, como en muchos pueblos de esta zona, las fiestas no las hace el Ayuntamiento, sino un grupo de vecinos que se junta para organizarlas y que se llaman Mayordomos. Cada año le toca a un barrio distinto. Semanas antes de las fiestas, los mayordomos recorren el pueblo, casa por casa, para recaudar dinero con el objetivo de montar un gran programa festivo con el que disfrutemos grandes y pequeños. También acuden a empresas de toda la provincia, que colaboraron económicamente a cambio de publicidad.

Pero sigamos con las fiestas de la Virgen del Rosario. Son, por así decirlo, las fiestas ‘chicas’ del pueblo y sólo duran un día (sábado), ya que las fiestas del patrón del pueblo se celebran en torno al 13 de julio en honor a San Antonio y duran todo un fin de semana. Pero como he dicho antes, son las fiestas más entrañables y cercanas. Todo comienza la noche de antes, cuando las mujeres jóvenes del pueblo, y a veces no tan jóvenes, nos reunimos para preparar la chocolatada que tiene lugar a la mañana siguiente después del Rosario de la Aurora. No la consideramos una noche de trabajo, no, aunque el objetivo, que es preparar litros y litros de chocolate, se consigue con creces. Pero lo que importa, como diría una amiga mía, es el ‘ratico que echamos’; el reencontrarnos con algunas amigas después de semanas o meses sin vernos; partirnos de risa por no recordar las cantidades de leche y chocolate que hay que echar después de años y años preparándolo; preparar ‘boladillos’ (dulce típico) en cinco minutos porque de repente nos apetezca; y brindar con una ‘palomica’ después de cantar la Salve a las dos de la madrugada.

Al día siguiente, la jornada comienza pronto. Los niños disfrutan de lo lindo en estas fiestas y son los primeros en levantarse a las siete de la mañana, aunque sea sábado, para el Rosario de la Aurora y la gran chocolatada. Después, madres, niños y abuelas cantan y bailan canciones de corro y rueda en la puerta de la iglesia. Me refiero a canciones tradicionales como ‘A la flor del romero’, ‘Al pasar la barca’, etc. Tengo muy buenos recuerdos de cuando era pequeña, ¡y de cuando en octubre empezaba a hacer frío! Entonces mi madre me ponía el chándal nuevo que me había comprado para empezar el colegio.

A continuación, sobre las 12 del mediodía, tiene lugar la misa rociera. Es el momento de desempolvar los vestidos de flamenca, grandes y pequeños asistimos a la ceremonia ataviados con nuestras mejores galas. En la iglesia, el coro formado por mujeres del pueblo, hacen que la misa sea espectacular acompañada de canciones rocieras y de las ‘sevillanas de Melegís’, cuyo primer estribillo dice así:

En el tiempo del almendra,
el membrillo y la graná,
El membrillo y la graná,
en el tiempo del almendra,
el membrillo y la graná
En el tiempo del almendra,
el membrillo y la graná,
El membrillo y la graná
el pueblo viste de fiesta
y te viene a venerar,
el pueblo viste de fiesta
por la madre celestial

Cuando termina la misa, niños y mayores bailan un pasodoble al son de la banda de música en la puerta de la iglesia. Después, todo el mundo se traslada al polideportivo del pueblo para disfrutar de una paella gigante. Es el momento del reencuentro con amigos que hace meses o años que no vemos; cuando se junta toda la gente del pueblo; cuando los que viven fuera regresan a su tierra; y cuando se reúnen las familias enteras. Y es que, quien tiene un pueblo, tiene un tesoro, de eso no hay duda.

Los niños, por su parte, con lo que más disfrutan es con los juegos y cucañas de la tarde. Sí, los típicos juegos que nos recuerdan a nuestra niñez y ponen en valor nuestra tradición. Fuera móviles y táblets, aquí se juega a las carreras de sacos, a tirar de la cuerda, a romper pipotes y a correr las cintas en bicicleta. Y al final, los padres terminamos participando con nuestros hijos, que es lo que más mola.

Es un día de no parar, porque después de los juegos y cucañas hay que ‘arreglarse’ para la procesión en honor a la Virgen del Rosario. Vecinos que acarrean los santos, niños que portan las ‘horquillas’ para hacer los descansos, mujeres con mantilla, familias enteras con sus niños en los carritos…todo el pueblo acude a la llamada de sus fiestas y contempla los castillos de fuegos artificiales, preparados para la ocasión.

Después de la procesión, la noche es joven. Llega el momento de la verbena con la orquesta de moda. Y aquí es donde confiamos en que los abuelos se queden a dormir con los nietos más pequeños y así nosotros podamos disfrutar de la fiesta un rato, ya de una manera más relajada.


Yo, hace muchos años que me toca trabajar cuando el pueblo está en fiestas, pero estoy en condiciones de afirmar que, cuando eres niño, esos días se esperan como agua de mayo y se disfrutan desde el minuto uno. Y, por supuesto, es un gran plan para pasar el día con los hijos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El Valle de Lecrín con niños: la Ruta del Azahar

La primavera es sin duda la mejor estación del año para visitar El Valle de Lecrín. Para los que aún no tengan el privilegio de conocer esta zona, decir que El Valle de Lecrín es una comarca situada al sur de Granada y compuesta por un total de 17 pueblos repartidos en 8 municipios. En esta ocasión, me voy a centrar en el municipio de El Valle que dicho sea de paso es mi pueblo y que está compuesto por los núcleos de Melegís, Restábal y Saleres. En primavera, El Valle luce en todo su esplendor por tres motivos: el microclima especial que posee al estar situado en un valle, el paisaje con todos sus naranjos en flor y el olor que desprende el azahar y que embriaga a todo el que lo visita. Yo siempre digo además que los que vivimos en El Valle tenemos una situación privilegiada porque nos encontramos a media hora de Granada Capital y de la Costa Tropical, y a una hora aproximadamente de Sierra Nevada. Por este motivo son cada vez más las familias de Granada y del Área Metropolitan

El Valle de Lecrín con niños: el merendero de Béznar

Merendero de Béznar con columpios, mesas y barbacoas Aunque vivo en El Valle de Lecrín desde que nací, he de reconocer que todavía hay rincones de la comarca que aún no conozco. Son tantos sus recursos naturales y de esparcimiento que no dejo de descubrir cosas nuevas. El periodo de ‘descanso’ que me he tomado en el trabajo tras mi reciente maternidad múltiple me está permitiendo, paradójicamente, andurrear más con la familia el fin de semana buscando siempre esos componentes para que podamos disfrutar todos y, sobre todo, los niños.    

Ideas caseras para un bautizo

El pasado fin de semana celebramos el bautizo de las mellizas. Un bautizo singular ya de por sí, donde había dos niñas, dos madrinas y dos padrinos. Sin duda, una ocasión muy especial para toda la familia que quise completar con detalles muy originales y caseros.  ¿Os acordáis de las más de 40 latas de leche vacías que guardaba de las mellizas? Pues ya les he dado uso. Y lo estaba deseando porque me estaban invadiendo, literalmente. Tras pensar varias veces lo qué podía hacer con ellas, se me ocurrió la idea de convertirlas en el recordatorio del bautizo. Redecorar las latas no ha sido tarea fácil, ni rápida, y más cuando el tiempo libre escasea por esta zona. Pero me apetecía mucho hacerlo y por suerte he podido contar con la ayuda del papá y de las abuelas, que me han echado una mano. Busqué un papel pintado que fuera adhesivo y una cenefa de encaje. Ahora, como el tema de las manualidades está tan de moda, existe muchísima variedad de artículos, de todas las formas,